Navegar hacia la vida, navegar hacia la libertad que mi alma tanto necesita. Navegar, para liberarme de estos pensamientos que me atormentan; navegar, para sentirme libre como el viento y el vuelo de los pájaros. ¿Qué bonito sería ser un pájaro? Sí, sería maravilloso. Sería maravilloso volar por encima del mar, sentir el cálido aire rozando tú piel, sentir el sol dentro de tú cuerpo.
Sentir ese calor que te quema, calor que te hace sentir viva. Pero ese calor puede destruir ¿lo sabías, no?, Sí, tanto calor puede destruir. La felicidad no esta siempre, no es eterna. Los días más felices de tú vida se puedes convertir en los más trágicos, en los más tristes. Nunca olvides la realidad de tú presente, pero tampoco dejes de soñar. Soñar alto, soñar bonito… en fin… soñar, soñar con todo aquello que tanto anhelas, con todo aquello que tú corazón desea, con todo aquello que el calor de tú cuerpo ansía, con todo aquello que tú vida es y quiere ser.
Así, como hoy me encuentro mirando desde la ventada a este hermoso mar azul, este hermoso cielo y todo lo que la madre naturaleza nos ofrece, así mismo sueño. Sueño con todo lo que deseo, pero todo lo que deseo no lo puedo tener, porque lo único que yo deseo, es algo efímero, pasajero, algo que va y viene, así como este viento cálido que roza mi cuerpo, como este calor que siento, pero que también tiene fin. Por que lo único que yo sueño y anhelo, es la felicidad. Una felicidad eterna, que me saque de la penumbra en la que vive mi alma y me regocije en un mar de amor y paz, un mar eterno. Pero esa paz y ese amor solo en una persona lo puedo encontrar y esa persona eres tú, mi Dios.
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