lunes, 16 de marzo de 2009

Virus, de Emma Velo

Hace tres días que la putrefacción se abre paso en mi organismo. Al principio, la sensación fue extraña. Mi pulso no se aceleraba al correr porque, simplemente, ya no latía. El movimiento casi inconsciente de la respiración dejó de ser necesario. Pero mis músculos y mi cerebro coordinándolos seguían funcionando.
Ahora, la podredumbre está demasiado extendida. Mis vísceras han alcanzado una viscosidad extrema. Cada vez necesito pararme más veces a vomitar. Esta mañana, lo poco que quedaba de mis intestinos fue expulsado en un espasmo dolorosamente intenso.
Escribo este testimonio antes de que mis músculos se atrofien por completo y ya no me sea posible sostener un bolígrafo.
Yo fui el causante de la epidemia. Una cepa mutada, un fallo humano... Ahora no importa cómo ocurrió, solo cómo detenerlo. He trabajado intensamente entre la agonía de mi corrupción orgánica y, por fin, he dado con el antídoto. Por desgracia para mí, ha de administrarse en las cuarenta y ocho horas posteriores al contagio.
Envío esta nota al continente con la esperanza de que los grupos de evacuados que se enviaron contaminados sigan en cuarentena. Los viales del paquete contienen el antídoto. Suerte.


Nº 2 Neira

Mensaje para todas las unidades.
É moi importante.
Repetimos: moi importante.
Corremos un grave perigo de contaxio.
Os síntomas maniféstanse con súpetos conatos de vómito. Quen empece a sufrir eses sinais deberá poñerse en contacto de inmediato coa Unidade Central de Saúde da nave nodriza.
Transmitan esta mensaxe de inmediato a todos os seus asociados.

nº3 Beatriz Lorenzo

¡Pero qué asco! de verdade que me jode andar no corpo da xente para poder vivir. Si claro, a xente pensa que eu teño a culpa de todo e que son malísimo. ¡Malísimo de qué oh! Eles non teñen que andar apartando intestinos, fígados e máis porcalladas. Eu teño estar rebosándome entre toda esta merda para poder alimentarme e sobrevivir a este mundo que me tocou vivir. ¿E qué lle vou facer? Seguir e punto, hoxe nun corpo e mañá noutro. Así é a vida.

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