viernes, 26 de junio de 2009

bibliografía

He dejado pasadas a ordenador la bibliografía básica y la que nos repartimos en el grupo del periodismo americano (USA y Sudamérica) en el Foro.

viernes, 15 de mayo de 2009

A ponte de Charing Cross (Monet) por Noelia García

Do texto de Beatriz Lorenzo


It,s my only hope...

Na na na na na e a moza virxe e atolondrada camiñaba pola ponte, camiñaba cos cantares no pico, coma Rosalía. Era gris, desmotivadamente gris. E como estaba tola escollía camiños imposibles nos que pederse. Azul. Auga e ceo. Azul da vida, daquela última esperanza que lle resonaba nos tímpanos: My only hope...

Desexaría te-la capacidade da posesión: quérote e fago chass e téñote, e ves cara min sen sequera darte conta. A facultade cromática do arco da vella. Camaleónico, coma os seus ollos avelá, verdes se choras. Verde coma a esperanza aceda das pontes nas que buscaba rebuscaba verdades que non viñan.

Estar tolo é a cousa máis bonita que lle pode suceder a ninguén. Desdirixirse (polos camiños e as pontes), ve-lo que non hai (estremécete), atopar amigos imaxinarios, rir escoita-las voces as outras voces rir, senti-la alma pequeniña, a encollerse debaixo da camisa.

Mariela ten dezasete anos e os ollos virxes, as mans pequenas e o corpo de neve. Ás veces canta no peirao nanananana...e os máis dos días ámao sen piedade. Ámao como nunca antes lle falaran do amor, estremécete, e escoita a súa voz. Camiña desorbitada na procura da resposta, descalza e núa pola ponte de Charing Cross.

Ignora que Él a observa cada día, que lle cruza as mans cando dorme...


Noelia García

miércoles, 13 de mayo de 2009

El camión, de Frida Kahlo














dun texto de Jasbleidy

por Javier Fraiz

Frida languidece en el carbón del Distrito Federal.
A Frida, la puerta la anoja con un chirrido de rieles mientras se aferra a su asiento.
En la ciudad inmensa bullen las nubes como humo, por encima de las fábricas de cerámica que jalonan la piel de la 14ª interestatal.
Antes de apearse, respira en su canasto el olor de Guanajuato. Las habas enormes del rancho hierven como la piel descalza sobre un sendero arcilloso, como la tez del seno que amamanta a un bebé de tez rojiza.
México D.F. se libra ahí fuera y el corazón mariachi late con sordina.
Empieza el sol a difuminar las calles. La ciudad explota en maneras diferentes de vivir.


lunes, 11 de mayo de 2009

Campanas de muerte nocturna

Emma Velo

El cuadro es hermoso. Pensó la primera vez que lo vio. Y sobrecogedor. El cielo ocupaba la mayor parte de la tela, las pinceladas gruesas se arremolinaban en distintos tonos azules para mostrarle un cielo nocturno verdaderamente hermoso, estrellado. Iluminado por una luna, menguante o creciente, grande y amarilla situada en la esquina superior derecha. Y debajo, casi camuflado en medio de un valle, había un pueblo tranquilo que parecía descansar en esa noche estrellada. Entonces reparó en la sombra, en la figura oscura en primer plano de dos enhiestos cipreses. El árbol de la muerte. ¿Por qué allí, en lo alto del valle? Parecían amenazantes, mecidos por el viento de las pinceladas sinuosas que los dibujaban. Presagio de muerte, de desgracia. Al recorrer la copa del ciprés más alto volvió a estar en el cielo. Pero ahora se tornaba amenazante también. La noche estrellada había adquirido otro significado. Las hermosas estrellas que iluminaban la noche parecían bolas de fuego apocalípticas a punto de caer sobre el tranquilo pueblo. Puede que allí ya no haya nadie... No, sí que había gente, se veían ventanas iluminadas en las casas. Majestuosa, en el centro del pueblo, se erguía la iglesia. Su campanario se alzaba erecto hacia el cielo como una réplica a pequeña escala de los cipreses mortuorios. Es el reflejo de la parca en el pueblo, pensó. Casi se podía oír cómo las campanas doblaban la muerte de alguien. Por eso había luz en las ventanas a esas horas de la noche. Y fue entonces, mirando con detalle esas casas iluminadas, cuando reparó en la sombra de una figura que se recortaba en una de las ventanas. No sabría decir si era hombre o mujer, casi parecía no estar allí y ser solo una ilusión de sus sentidos. Es solo una sombra, pensó. O quizá fuese algo más, podría ser el fantasma solitario de aquel al que las campanas doblaban.

jueves, 7 de mayo de 2009

"Muchacha en la ventana" -Salvador Dalí. (Jasbleydy Prieto)

Navegar hacia la vida, navegar hacia la libertad que mi alma tanto necesita. Navegar, para liberarme de estos pensamientos que me atormentan; navegar, para sentirme libre como el viento y el vuelo de los pájaros. ¿Qué bonito sería ser un pájaro? Sí, sería maravilloso. Sería maravilloso volar por encima del mar, sentir el cálido aire rozando tú piel, sentir el sol dentro de tú cuerpo.

Sentir ese calor que te quema, calor que te hace sentir viva. Pero ese calor puede destruir ¿lo sabías, no?, Sí, tanto calor puede destruir. La felicidad no esta siempre, no es eterna. Los días más felices de tú vida se puedes convertir en los más trágicos, en los más tristes. Nunca olvides la realidad de tú presente, pero tampoco dejes de soñar. Soñar alto, soñar bonito… en fin… soñar, soñar con todo aquello que tanto anhelas, con todo aquello que tú corazón desea, con todo aquello que el calor de tú cuerpo ansía, con todo aquello que tú vida es y quiere ser.

Así, como hoy me encuentro mirando desde la ventada a este hermoso mar azul, este hermoso cielo y todo lo que la madre naturaleza nos ofrece, así mismo sueño. Sueño con todo lo que deseo, pero todo lo que deseo no lo puedo tener, porque lo único que yo deseo, es algo efímero, pasajero, algo que va y viene, así como este viento cálido que roza mi cuerpo, como este calor que siento, pero que también tiene fin. Por que lo único que yo sueño y anhelo, es la felicidad. Una felicidad eterna, que me saque de la penumbra en la que vive mi alma y me regocije en un mar de amor y paz, un mar eterno. Pero esa paz y ese amor solo en una persona lo puedo encontrar y esa persona eres tú, mi Dios.

De cómo una hormiga se convirtió en reloj - "La persistencia de la memoria", Dalí ... Héctor Juanatey


Era tarde para que un señor coloreado por palabras de su jefe se rindiera. Sintiendo el pesar de los minutos veía como su tiempo se apagaba. “No hay tiempo, no hay tiempo”…repetía mientras corría tras de un conejo para adentrarse en el país de una joven y sus maravillas. Schlinder mientras tanto caía de su balcón. En la mesilla de noche el Señor Naranja encontraba escondidas las palabras de Anne Frank. Una nueva orden emergía salivada por la efigie de un traje negro y su acompañante. Entre los nuevos objetivos destacaba un rescate. Steve Buscemi necesitaba a campanilla.

El sol, enemigo del tiempo por la salida nocturna de la luna, quiso derretir aquellas negras hormigas. Aquel sol, solo aquel día sin moverse, observó quieto la estampa que su Salvador había creado. Salvador Dalí.

Al fondo, un iceberg metálico reflejaba la luz solar mientras temía que las hormigas lo alcanzasen. Las hormigas aún estaban quietas pero pronto obligarían a la vida a seguir con su lucha enfurecida contra la llegada de la muerte. Muerte que en aquel momento se quedaba también quieta. Esperando de nuevo el movimiento de las hormigas. Hormigas que ella había creado. Instrumento cuy fin era matar la vida. Tiempo que nunca jamás había cedido. Hormigas que pronto recuperarían su caminar.

Lejos de allí, alguien se declaraba entre olores nauseabundos. El tonto del pueblo acudía con nocturnidad a sus clases de solfeo particular en un chalet en las afueras. Respondieron no y a partir de entonces vuela arco y flecha en mano. Algún seminarista mentiría y le diría que quedó ciego de tanto masturbarse. Quedó condenado para siempre a la práctica onanista que todavía le prometía un resquicio de vida.

El señor rosa jamás vio a campanilla. Jamás consiguió sus polvos. El objetivo destacado comenzó a evaporarse. Ya nadie podría encontrar a aquel niño extraviado en Nevermore…Cerca, escribía Leopoldo María, cigarro en mano. Los colores se vieron atrapados por el sonido de miles de sirenas. Sin saber qué hacer, fueron a esconderse con Ulises.

Ítaca quedaba lejos hace tiempo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Nighthawks, Mari Carmen Rama

Rematei as balas. Os corpos xacían naquela cafetería como aqueles que vía de pequeno nas macabras pinturas que cubrían as paredes da igrexa á que acudía cada domingo. A violencia era para min un ritual ancestral do que non podía escapar. Levaba anos traballando para un home que fixera que as miñas mans estiveran día a día tinguidas da cor vermella a que máis temía, a da sangue. Un líquido vital que levaba sendo o meu compañeiro de viaxes demasiados anos. A nosa era unha relación de amor odio coma a de Red Bartlett e Scarlet O'hara. Despois de intentar deixar de matar dérame conta que non podía vivir sen o pracer que me facía sentir o último alento das vidas ás que poñía fin. Mais ao fin e ao cabo, sabía que se non era eu o que remataba coa historia de cada un deses nomes que día a día se ían sumando coa tinta da morte ao meu caderno de éxitos, outro sería.

Ring-ring.

De súpeto o son do móbil fíxome volver en min, levaba horas conducindo sen parar pero non lograba saber con claridade como conseguira seguir na estrada os últimos minutos.

- Bo traballo Manolo, coma sempre, rápido, discreto e infalible.
- Grazas.
- Non me deas as grazas, téñoche outro traballo para maña. As 12 e media da noite, no bar A ventana estará Xaquín García. Tes xa unha fotografía del no teu buzón. Xa sabes o que hai que facer.

Sen dicirme nin unha verba máis colgou o telefono. Sen dúbida, o estrano sería que se despedise.

Cheguei a casa canso, demasiado canso para o fácil que resultara o traballo desa noite. Abrín unha botella de Four Roses. Deixei caer unha boa dose dese bourbon que tanto me prestaba nun vaso e tireime no sofá coa fotografía de Xaquín na man e un cigarro na outra. Algo se movía dentro de min ao mirar aquel retrato. Algo tiña aquel rostro que non me deixaba estar tranquilo e me facía tremer. Caín na conta, aquel home que estaba dentro da fotografía era Xocas, un bo amigo que compartira aulas comigo nunha facultade da que hoxe non quedaba máis que o lugar onde fora construída. Deixei a foto xusto ao borde do sofá, acendín a radio e tireime na cama mentres escoitaba as teclas do piano de Bill Evans, maña ía ser un día difícil.

El camión - Frida Kahlo. (Jasbleydy Prieto)


Estas enfrente de un pequeño rectángulo observando a personas, objetos, gestos, características, en fin, una realidad reflejada en cuatro líneas unidas entre sí. Una realidad palpable en nuestra sociedad. Realidad que se plasma a través de dibujos y colores; colores vivos. Sí, vivos, ya que el mensaje que transmite, es un mensaje que perdurará por siglos y siglos; a pesar de que las sociedades evolucionen, hay bases que nunca jamás van a cambiar.

La diversidad de culturas es una de esas cosas que ¡nunca van a cambiar! Gracias a Dios que eso nunca cambiará, ¿por qué? porque si no fuera así, ¿qué sería de las sociedades futuras? ¿Qué sería de nuestros hijos? y ¡¿del mundo en sí mismo?!
¿Qué sería de nuestro ancestros indígenas? aquellos que estuvieron en el principio del mundo; en el principio de la colonización de América. Aquellos que andaban descalzos, desnudos, que no sabían el significado de la riqueza que tenían bajo su poder. Esa riqueza de color amarillo y brillante, que despertó la avaricia del hombre blanco. Tan grande fue su avaricia que no dudaron en despojar de su inocencia a nuestros ancestros latinoamericanos. No solo nos despojaron de nuestra inocencia, sino de nuestros dioses, nuestras costumbres, hasta de nuestra lengua. Todo esto a cambio de ¿qué?, de lo que en la actualidad llamamos “civilización”.

Dentro del bus, enmarcado por cuatro líneas; líneas que nos representan los cuatro puntos cardinales. El hombre blanco hace alarde de su poderío, vistiendo sus finas ropas y, llevando consigo su suculenta bolsa de dinero. Dinero, que es originario de nuestros ancestros.
Su mirada despótica hacia la humildad, humildad reflejada en un rostro lleno de tristeza llevando consigo el fruto de un amor; un amor pasajero, que le ha dejado una bendición y a la vez una carga. ¿Por qué carga? porque solo tiene con que alimentar a su hijo, los senos que la madre naturaleza le otorgó.
La señora humildad le dijó al señor poderío: por favor, ¡ayúdeme! y su única respuesta fue un gesto de dominio e indiferencia. Indeferencia a una realidad que está sentada junto a él.

Toda la llamada civilización comenzó hace muchos siglos atrás, generando las diferentes clases sociales, desde la aristocracia hasta la pobreza absoluta; pasando por diferentes niveles. Niveles en los que se encuentra nuestra sociedad. Uno de esos niveles esta en ese hombre vestido con un overol azul y unos zapatos viejos. Un hombre que representa la esclavitud y el mestizaje entre negros y blancos. Un mulato, que en su rostro muestra preocupación, ganas de superación, fuerza. Un hombre que nos pregunta ¿por qué existen las diferencias sociales? Pregunta a la que nadie sabe dar respuesta. Sólo hay una realidad, y esa realidad es que hay que vivir el día a día, es decir, hay que trabajar y trabajar para poder sobrevivir.

Ahora, sólo ¿el trabajo remunerado es trabajo?, sólo el que un ser humano sea retribuido monetariamente significa que trabaja. Josefina, mujer de cabello negro y vestido blanco, que lleva consigo una cesta, sabe que esto no es verdad. Qué la realidad del hogar a veces es más dura que la realidad del esfuerzo pesado. Ser madre, esposa, y mujer; no es tarea fácil. Pero, la cruda realidad es que nadie reconoce este nivel social. Se tiene que elegir entre ser mujer, madre, ama de casa o mujer exitosa y con futuro. Ella nos pregunta ¿por qué existen las diferencias de género? Pregunta que es como el proceso del agua potable. Primero sale del río y, tiene que pasar por un proceso de purificación hasta llegar a los hogares. Aún falta una parte del proceso de purificación para que la igualdad de género llegue a completarse al 100% en nuestra sociedad.
Rebeca, sentada junto al burgués americano entiende de esto muy bien; ella eligió ser mujer exitosa, antes que madre y ama de casa. Ella decidió el rítmo de su vida, un rítmo que no la hace feliz en toda plenitud; porque una mujer no es totalmente mujer si no puede cursar íntegramente el ciclo vital femenino. Nivel en el que la mujer debe ser madre, para comprender la esencia de la vida. Don con el cual Dios honro a la mujer; el don de concebir y procrear la Vida.

La inocencia reflejada en la niñez. Niñez mirando desde la ventana hacia uno de los puntos cardinales. Niñez mirando hacia la industrialización. Niñez que representa el futuro del mundo. Ingenuidad que esta siendo manipulada con los mensajes subliminales que envía nuestra sociedad a estas pequeñas criaturas que sueñan con el futuro, que sueñan con lo que desean ser de mayores. Ingenuidad que en la civilización de hoy en día ha cambiado el sueño de ser presidentes por el sueño del poder, el dinero, las armas, la tecnología. Niñez que ha cambiado las canicas, los cochecitos, los puzzles, por los videojuegos e Internet. Entonces, ¿A dónde va nuestro futuro? respuesta que gracias a los avances tecnológicos, pronto podremos encontrar en Internet.

A pesar de todo esto, la realidad es una y sólo una. Dentro de éste bus están todos los niveles, es decir, estamos todos nosotros. Y, somos todos nosotros los que tenemos que seguir luchando para afrontar las desigualdades sociales y culturales. Pero también luchar para seguir creciendo como personas, como seres humanos, luchar para que la humildad de nuestros hijos no se vea manipulada, luchar para que esa diversidad de culturas que la colonización hizo posible no se siga viendo enmarcada en niveles, niveles definidos en los cuatro puntos cardinales.

Marie Jasbleydy Prieto Gómez

martes, 5 de mayo de 2009

A inocencia das amables intencións, Mari Carmen Rama


Estaban en puntos case opostos, vían a vida dende diferentes lados dunha mesma mesa. Ela era nova e alegre, el escuro e no seu rostro adiviñábanse os trazos dun fracaso que lle chegara demasiado cedo e aínda non superara. Era media tarde e xa estaban vestidos para ir á festa que comezaba dúas horas máis tarde.

- Algún día deberías deixar de fumar, dicíalle el.

- Vesme co pitillo na boca agora mesmo? Estou farta de que me controles.

Apoiando unha man na outra, intentando disimular os tremores da súa perna dereita quería dicirlle o moito que a quería, mais non conseguía que as verbas saíran dos seus beizos. Cada palabra que articulaba era un erro. A diferenza de idade era unha pedra no camiño que non conseguían saltar.

- Non quero controlarte, so quero o mellor para ti.

- Non sei se iso é o queres. Teño que aprender a mentirche, e ti a dicirme a verdade.

- So ves escuridade ao meu redor. Sabes que para min es o máis importante, a única que consegue alegrarme os días. Nunca che mentiría.

- Non empeces, non quero falar de nos, non quero que cada conversa remate cuestionándonos o porque da nosa relación. Deixa xa o conto e céntrate. Dígoche que non me apetece ir a esa festa. Non quero estar rodeada dos teus compañeiros de traballo. Non me gusta que me miren como se fose unha nena a que deixarás de querer cando a idade se empece a notar na miña pel. Non quero ser un xoguete co que che gusta divertirte e do que te vas a cansar antes de que pases a seguinte folla do calendario.

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El Puente de Charing Cross. Monet.


Por Beatriz Lorenzo.
O día estaba azul. A cor reflexábase no ceo, na auga, na paisaxe. Mesmo azul era a pequena barca que se atopaba no medio do río. Esa cor ofrecía a todo aquel que a contemplase unha sensación de sosego, tranquilidade e paz, porque o azul é a cor da pureza. E esa mesma pureza reflectía o ambiente do lugar.
O azul tamén simboliza a tristeza e a melancolía. A soidade. Ela tamén estaba presente aínda que ninguén a puidese observar. Os máis inxenuos preferían esquecela, os máis ávidos buscábana no máis esquecido dos recunchos. Unha soidade que abrazaba a barca, a vela, as augas, a ponte, o ceo.
A néboa cubría toda a paisaxe. Todo o que se podía contemplar era unha borrosa ponte entre a espesura. A friaxe, o amencer, os tímidos raios do sol que se asomaban dende o horizonte. Todo acompañaba naquela máxica estampa dunha mañá de inverno. Ou quizás fose de outono. Iso era o de menos.
Albiscábanse dúas diminutas persoas no interior da barca que cruzaba o río, borrosas, igual que a auga e que o ceo. Igual que as tímidas columnas de fume que brotaban dalgún tren que cruzase sobre a ponte de Charing Cross.
A néboa da mañá distorsionaba as cores e difuminaba os edificios. Era a mesma neblina que deixaba pasar algúns raios de sol entre o seu manto e revestía a tea dun velo rosado no ceo. A sensación de irrealidade que creaba a néboa era patente en tódolos recunchos da imaxe, dende a ponte ata as augas que carecían de reflexo algún, como se de unha postal se tratase.
A barca simbolizaba a travesía, o comezo dunha viaxe, a viaxe dunha vida que podería comezar naquela mañá de outono, ou de inverno, co acompañamento das casas do parlamento distorsionadas pola néboa que cubría o lugar.

sábado, 2 de mayo de 2009

O xeógrafo, Vermeer


Por J. Fraiz

Semella que aquela mácula no ceo entra na costa, tordeando de onda a onda, polo fel que emana do sol.
É verán e pola fiestra da casa albíscase o mar
alén das súas estremas, peneirando a escuma nas nubes.
A lóxica, matemática, poliédrica, retén as texturas expresionistas que dan forma ás paisaxes do desembarco.
Ao contario,a herdanza que asino co meu nome é un recanto
opalino dibuxado nun mapa chairo,como os que enfeitan o piso.
Estes describen lugares incertos, viaxes que non chegaron a porto, a miña indisposición para traspoñer os ángulos, as rotas e as cidades.
Os barcos recén amarran berrando historias de ultramar. Unha
ducia de homes baixan a terra coas facianas fendidas de salitre.
Logo vén a quenda dos estibadores e os intermediarios que mercan á regueifa no cabo de peirao, fronteira difusa con este mundo.
Sairía da habitación ata onde o mar bica con furia as pedras dos cantís. Escrutaría cada imperfección, oiría cada historia mariñeira e logo faría un mundo de verdade sen necesidade de ser excesivamente preciso co compás, faría un mundo para nos guiar con tino pola terra e as augas bravas.

Nighthawks, Edward Hopper

Por A. Ramos

A escuridade sumía aquel cruce nun silencio inmaculado. Só aquela cafetaría puña un pouco de claridade entre tanta tebra. A luz escapábase polo amplo ventanal que transformaba o local nunha gran peceira na que a indiscreción podía navegar sen medo a un violento naufraxio. Sobre a barra, descansaban tres cafés fumegantes diante de outros tantos clientes. Entre eles, só camiñaba a ausencia de palabras. A muller, de longa cabeleira cobriza, bicaba a nicotina. Fumaba coa mirada perdida na cortina de fume que fuxía como un cabalo entolecido da súa boca. Unha das súas mans aloumiñaba a barra cunha suavidade despistada que tentaba atopar un xesto de amante do seu compañeiro nocturno. A xeografía humana daquela muller de cabelos de cobre desbordaba a súa voluptuosidade enfundada nun vestido vermello que permitía que a imaxinación tivese un traballo máis que agradecido. O seu peito aberto ao ceo sen máis cuberta que a súa branca pel e as súas curvas agochadas detrás da barra facían que o sangue se acumulase na brúxula endurecida de calquera home. Pero o cabaleiro que descansaba da noite ao seu carón non semellaba prestar atención a aquela Lana Turner sen branco e negro. Miraba ao fronte e esquivaba con disimulo incómodo a man feminina que buscaba unha pingas de cariño coas puntas dos dedos. Ollaba ao infinito, ficando xordo de palabras e mudo de sentimentos. Envolvíase baixo o seu sombreiro nun mundo de soidade, nun mundo da peor da soidades. Sentíase abandonado de calquera compaña terreal mentres ao seu carón xacía un anxo que estaba disposto a caer do ceo. Pero o home, impasible, sen escoitar tentacións, só prestaba atención ao arrecendo do café nocturno que fervía na cunca que tiña ao seu carón.
De costas á cristaleira, un home de traxe gris vivía a súa noite. Sentado na alta cadeira, recostado sobre a barra, non apartaba a mirada dun punto indeterminado do marrón da barra. Illado de todo, illado de si mesmo, maldicía sen pronunciar verba aquela longa noite, unha de tantas, despois dun longo aínda máis longo. Apenas reparaba na presenza dos outros mouchos engaiolados da noite. Non prestaba atención ás curvas da Lana Turner libidinosa que, quizais non sería quen de transformar a auga en viño, pero ben seguro podía trocar a luxuria de pecado capital en sacrosanta virtude. Mirara de esguello, coa indiferenza bailando un tango desgarrado coa súa pupila no mar da retina. Percorrera coa meniña dos seus ollos as curvas sinuosas que perfilaban as fronteiras da súa silueta. Pero tan só un segundo, tan só un instante e volveuse perder no seu silencio solitario. E, inda si, atrevérase a facer moito máis que o cabaleiro que miraba á nada ao lado daquela Lana Turner.
O ruído do billa resoou en todo o bar. O camareiro fregaba baixo a barra a última cunca que quedaba. Empregaba o xabón sen necesidade de mirar o que andaba a facer. Como un autómata, aloumiñaba a peza de louza coa escuma escorregando por entre os dedos. Sen pudor, sen rastro de timidez, escrutaba como un cruel terapeuta a fauna coa que lle tocara lidiar nas alturas da madrugada. Miraba a señorita de arriba a baixo co descaro e a valentía que lles faltaba aos outros dous. O home de traxe gris que adormecía na barra coa mente varada nalgún punto dunha fantasía solitaria provocáballe,a o mesmo tempo, medo e pena. Non sabía cal dos dous sentimentos gañaba no seu interior, pero estaba convencido de que nunca lle gustaría estar alí, estar dentro do seu traxe e da súa pel. Sentía que era un auténtico afortunado nese lado da barra, protexido de toda vulnerabilidade baixo o seu uniforme. Eran as mil e estaba alí, traballando. E prefería o fastío da obrigación sobre ombreiros loitando co soño antes que a soidade voluntaria e forzada que destilaba aquel home perdido entre tebras.
Nun coche aparcado, ao outro lado da rúa, un home fumaba observando aquela peceira. Cando rematou coa última calada, guindou a cabicha pola fiestra. Expulsou o fume do seus pulmóns e arrancou o coche. Circulou solermiño sobre o asfalto, parou diante da cristaleira. Unha lufada de disparos atravesaron o silencio da noite. A gran cristaleira rompeu en mil anacos que alfombraron a beirarrúa. Os catro mouchos engailados na noite non tiveron tempo nin de berrar. O vermello tinguiu o chan dun local mentres que o ruído do queime das rodas anunciaba unha fuxida a toda velocidade. Despois, outra vez silencio até que o ruído de detectives e periodistas acordoou aquela esquina.


Pintando cine, Emma Velo

Era una idea cojonuda. Elegante, muy años 40... Sí, desde luego había tenido una buena idea al acercarse a la exposición de Edward Hopper. La escena quedaría de puta madre. Era una muerte muy digna para el personaje de Nick. Aunque, seguro que daba un giro más interesante a la trama si en vez de ser desde fuera, los disparos se produjesen dentro del bar. ¿Quien sería, entonces, el asesino? ¿El anciano camarero? No, no, así no funcionaría, su actitud era muy serena y mecánica como para sacar una Thompson de la barra y matarlos a todos. Joder, claro, ¿y el tipo solitario? No, de ningún modo. El tipo solitario era una pieza clave de la historia, debía morir en esa escena, no matar. Si cambiaba eso tendría que cambiar todo el puto guión. Ah, la chica... la hermosa y desafortunada Mia, la mujer florero de Nick. Ella... Sí, con ella podría funcionar. Veamos, está harta de Nick, no es ningún secreto que su matrimonio es solo un ritual ante la familia, una apariencia de normalidad necesaria para el negocio y sobre todo, necesaria ante el padrino, tan preocupado por la descendencia. Él la trata peor que a un perro, no la quiere, eso se ve durante toda la película. Le pega, solo la besa en público, y la trata de estúpida. Solo la quiere para exhibirse en los teatros y cines de la ciudad. Es un auténtico cerdo con ella. Pero Mia se ha cansado, piensa tomar cartas en el asunto. Pero, ¿cómo? Ella tampoco puede sacar un arma como si nada... Claro, es perfecto, un pequeño revólver en el liguero. Primero mataría a Nick que está sentado a su lado sin hacerle caso. Después... después iría el hombre solitario, es mejor no dejar testigos, nunca se sabe con la mafia. Y finalmente el asustado camarero. Solo falta un detonante. Veamos. Vienen del estreno de esa película en la que el padrino ha movido los hilos para que la hermana de Nick sea la protagonista. Pero Nick no ha querido quedarse a la fiesta, siempre el trabajo. Ella tenía ganas de salir, de relacionarse con otra gente. Han discutido. Y han acabado en ese bar de enorme cristalera, sentados como dos peces ante una calle vacía y oscura. Entonces, el detonante. Mia está cansada, aunque Nick la trata a patadas, ella busca cariño. Ve su mano en la barra y extiende sus dedos buscando el contacto humano, buscando el cariño. Pero Nick la rehuye. Ella llevaba semanas preparándolo y desde hacía unos días escondía siempre un revólver bajo la falda, eso tiene que verse en una escena anterior. Entonces, harta ya de todo, y viendo que su marido no le concede ni el mínimo gesto de cariño, acerca la mano lentamente a su pierna, saca el arma y dispara. Pum, Nick. Pum, el hombre solitario. Y pum, el camarero. Ah, mierda, pero ella también tiene que morir. ¿Cómo puedo hacer que...? Ya lo sé. Al terminar se suicida. Es perfecto. No, no, hay algo que no encaja. Él lo había imaginado de otro modo... más rápido, más impactante. ¿Qué falla? Claro, es eso, la cristalera. La cristalera ha de romperse. Entonces la opción correcta es la primera. Ha de ser Harry, que tras seguir a Nick y a su mujer toda la noche, ha visto en esa calle solitaria la mejor oportunidad para llevar a cabo el encargo y terminar con el matrimonio. Bajar la ventanilla, sacar la Thompson, abrir fuego. Cristales y sangre, eso es, así quedará espectacular en la pantalla. Ahora solo le restaba hablar con el gilipollas del productor, Stevenson, y conseguir que financiase la escena. Si le digo que es imprescindible, puede que lo consiga. Además, el cabrón me lo debe, ya recortó bastante en la muerte del cementerio, aquello quedó vulgar por su culpa. Y bueno, si al final no se consigue el dinero, siempre queda la opción de Mia.



Apariencia perfecta. Por Beatriz Lorenzo

Tranquila. Amable con todo o mundo. Sempre cun sorriso na boca. Ben vestida. Traballadora. Cunha vida perfecta. Ou case perfecta. O cor apagado dos seus ollos reflectían que a situación non era para botar foguetes. Era unha boa ama de casa, boa esposa e compañeira. Todo o mundo a adoraba e ela era semellaba adorar a todo o mundo. Polas mañás facía as tarefas da casa, preparáballe o xantar ao seu home antes de que marchase ó traballo e logo ía á compra. Subíalle o pan ó veciño do quinto que estaba en cadeira de rodas, e de cando en vez, coidaba dos fillos de Maruxa, a súa curmá, mentres ela ía de compas, ou de paseo, quen sabe.
Limpaba a casa, tiña todo perfectamente ordenado e no seu sitio. Era fráxil, delicada, aínda que rara vez caía enferma. Cando o seu home chegaba do traballo tiña a cea preparada e a mesa posta. Afanábase por intentar que todo saíse como el quería e esperaba que algún día escoitase saír da súa boca un tímido “grazas”.
Era miúda, con pernas longas pero delgadas. A súa pel era da cor da neve e o seu cabelo loiro alaranxado. Sempre estaba ben vestida aínda que non fose a saír da casa. Nunca se poñía pantalóns, iso era cousa de homes, e tampouco saía da casa sen botar polvos na cara e color nos beizos. Non pasaba desapercibida entre o público masculino cada vez que camiñaba contoneando as cadeiras pola rúa, espertando a atención dende o máis novo até o mais ancián. E iso era o que desexaba.
Saía todas as noites a tomar algo ao bar da esquina. Alí desafogaba as súas penas, unha triste vida chea de apariencia e enganao, vida de miserias e de penas. Unha vida na que aparentaba ser algo que realmente non era, e que tampouco desexaba ser. Unha andaina a carón dunha persoa que nin sequera miraba para os seus ollos cando chegaba á casa.
Pero a vida era moi complicada para ela, e a única persoa que a escoitaba realmente era o camareiro do bar. Unha persoa que tiña percorrido un camiño moito mais longo que o dela. E que por suposto, podía darlle bos consellos, aínda que ela os volvese a esquecer coa luz do día.

miércoles, 29 de abril de 2009

No mundo de (a)Marte de Noelia García





Naquel tempo xa existían as palabras, de feito, fixerano dende había moito. Incluso dende tempo antano. Gozaran da liberdade que hoxe parecía redimirse nos pequenos espazos, absurdos todos eles. Foran palabras fermosas, grandes e cheas de cobiza. Por dicilo dalgunha maneira, eran case libres, ceibadas dos estrictos mecanismos que o tic tac do terrible reloxo lles marcaba a cada paso. A cada diminuto paso. E sempre cara unha fin. Por iso viñeran eles. Para conta-los días e as horas, para facer un estraño ruído, unha mera excusa na que se encaixaban para non ter medo.

-Ensiname un humano.- reclamou.


O tempo


Mirando para o mar curábanselle tódolos males, por iso fixera daquela cova granítica o seu fogar. Colgaban nas paredes escuras e virxes tódolos recordos daquel home que non quería medrar. Curtis ten 68 anos e só mira para o mar. Lembra os almorzos no peirao, a voz grave do pai e dirixe desdirixe trescentasmil noites atómicas nas que perderse.
Caeu na conta de que cada día ten 1440 minutos e non llo dixo a ninguén. Gardou o segredo enormísimo no peito co mesmo recelo ca un adolescente agocha o seu diario.

“Cando Wendy medrou”

A señora Darling chegou á fiestra, pois polo momento estaba vixiando a Wendy estrechamente. Díxolle a Peter que adoptara a todos os demais mozos e que lle gustaría adoptalo a el tamén.

-¿Mandaríame á escola? -preguntou el taimadamente.
-Si.
-¿E logo a unha oficina?
-Supoño que si.
-¿E pronto sería maior?
-Moi pronto.
-Non quero ir á escola a aprender cousas serias -díxolle con vehemencia-. Non quero ser maior. Ai, nai de Wendy, ¡que horror se me espertase e notase que teño barba!
-¡Peter! -dixo Wendy, sempre consoladora-. Encantaríame verche con barba.
E a señora Darling tendeulle os brazos, pero el rexeitouna.
-Atrás, señora, ninguén me vai a atrapar para converterme nunha persoa maior.
-¿Pero onde vas vivir?
-Con Campanilla na casa que construímos para Wendy. As fadas poñerana no alto da copa das árbores nos que dormen de noite.
-Que bonito -exclamou Wendy con tanto anhelo que a señora Darling suxeitouna firmemente.
-Eu cría que as fadas estaban todas mortas -dixo a señora Darling.


Coma Peter Pan, aquel Curtis afeitabase día sí e día tamén sen a consciencia exacta do nome que recibía cada novo amencer. Sen a certeza da ubicación precisa. Non quería medrar, porque facelo significaba irse para non volver. Porque se o facía sería unha traizón ós recordos nenos, e porque grazas aquela síndrome dexenerativa para dexenerados que lle diagnosticara o doutor Martínez volvera sentir o alento do mar. Tiña un enorme segredo, e á súa maneira era libre.



Amor/Pseudoamor

Doénlle as mans de tantos poemas rotos, de escachar papeis e lanzalos ó ar coma bolboretas. A mellor palabra é a que inda está por dicir. E dóenlle os dedos, ásperos e apesarados dos solpores ebrios nos que dana a luz. Nos que Xurxo derrocha talento sobre as follas deturpadas, envelenadas dese veleno seu. Falánlle as cousas e as palabras todas. Non é un escritor, só fuxe das zarpas do inimigo común das súas personaxes (reflexo da personalidade a multiplicarse). Tempo e días nos que a conta atrás semella cada vez máis preto.
Tódolos poetas verdadeiros atinaran que o paso do tempo era un mal sen cura. Unha obsesión de risa e pranto, un xogo de psicoloxía inversa no que te quero porque non te teño.
Por iso Xurxiño falaba nesa epiderme árborea. Por iso escribe ducias centos miles de palabras. Amor continuamente, e non deixaba achegarse a ninguén. Xurxo oe voces le voces escribe voces. Gusta de saborealas, de velas espirse, e de escoitalas mornas, baixiñas e temperadamente acedas. Sinestesia. O tempo non pode atraparte. Onde te quero porque non te teño. Neste estraño mundo de (A)marte.



Cando aprendeu a voar

Surrealismo de amendoas doces. É unha frase que soa ben, parece ter sonoridade e á vez convida a ve-las cousas doutra maneira. Só é cuestión de ritmo. Cuestión de surrealismo. Porque me gustas cando calas porque estás coma ausente. Eu prefiro que cales, ou que me fales. Gústanme os teus ollos caídos, e os pantalóns caídos tamén. Prefiro verte sen terte ca non verte. É unha situación surrealista, que clase de persoa cun mínimo de dignidade te amaría máis dun ano sen recibir nada a cambio? Nada en absoluto, só conta-los días para verte, para escoitar como o teu riso escacha na noite bebeda, orfa e opiácea. Que clase de persoa enxordecería co tic-tac do seu propio corazón cando ti te acercas? Son cousas do romanticismo, que nos fai ver o mundo dende o ollo vítreo da traxicomedia. Chove, esaxero, doeme a alma, todo e gris e sobre todo, ámote. Fin do poema. Fin dun novo día absurdo no que o tempo non tivo lindes, nos que ti foches a mecánica do meu reloxo.

Damos demasiada importancia as cousas sen recaer no gran segredo. Todo é cuestión de tempo e o tempo pon a cada un no seu sitio. Se nese instante exacto me tiveses mirado e eu te mirase tamén produciríase a reacción química. Non é o amor quen dirixe, só é o tempo. Só son os recordos os que me traban e prohiben abandonar esta etapa erma e baleira. Onde te quero porque non te teño. Onde a mellor das xustificacións para este corrupto desamor sería pensar que me buscarás cando eu xa non esté.

E a min, estúpidamente humana, danme igual esas parvadas do tempo. Nin os 1440 minutos teñen sentido. Ignoro as estacións e o paso das semanas. Cada un de nós está limitado pola súa obsesión máis mezquiña. Humanos que nacen para morrer. Que teñen anos e cumpren anos. Que chegan tarde a todas partes e cando van vellos só recordan cousas mozas. Que son feridos de Alzheimer. Humanos que viven a vida limitados pola cultura do reloxo, do estrés e o paso do tempo. Que beben para olvidar e escriben poemas para recordar(te), amor.

Dende a fiestra non podo verte, e aquí estarei sempre. Limitada pola ansia túa. Polos teus ollos caídos. Foi o segundo inexacto no que te mirei e ti tiña-la cabeza baixa. Foi a reacción química onde te amo. Inda que se me mova o chan cando piso, en cada paso a procurarte.

-Velaí a civilización-, e aquel diminuto ser, calou.

miércoles, 22 de abril de 2009

"Muchacha en la ventana" Salvador Dalí


Es una habitación oscura. Las paredes son grises, no hay nada en la habitación. Hay una vacío inmenso. En el centro hay una ventana. Una ventana luminosa. Una ventana abierta y yo estoy asomada al bordillo con la mirada fija hacia el mar. La ventana representando la vida. El mar representando el infinito. La tierra representando la realización de los sueños. El velero representando la vía hacia el sueño.
Yo me asomo a la ventana. El mar está tranquilo. Un viento agradable y suave acaricia mi rostro. Observo el mar, el lugar donde ocurren las cosas, el mar que nos separa, el mar que nos junta, el mar donde habitan todos los monstruos que habitan en mis sueños. Un mar en medio como casi siempre.
Y en el fondo veo la tierra, una tierra verde. Verde de color y de esperanza. El lugar de mis sueños. Un lugar donde pueda empezar de cero. Un lugar donde pueda realizar mis sueños con libertad.
En el horizonte veo un barco de vela. Me dan ganas de huir en ella. Estoy cansada de esta vida, donde siempre tengo que estar dispuesta y disponible para él. Aparentemente me dicen que se me ve feliz, pero, llevo la misma tristura que llevaban mi madre y mi abuela. Ese sentimiento de estar siempre vendiéndome. Vendiéndome en alma y cuerpo sin recoger nada a cambio. Y quiero emprender mi vida en solitario, con independencia, haciendo y recogiendo sólo yo. Pero la solidez de estos muros son muy duros de echarlos a bajo. Pero, en este mundo me encuentro segura, una seguridad física. Pero la seguridad que necesito es otra, individual, psíquica, emocional. Y para ello, necesitó subirme a ese velero y navegar, navegar hacia al horizonte, hacia la tierra verde, hacia la vida.

Saio

jueves, 16 de abril de 2009

PROPUESTA DE APARTADOS PARA ESTABLECER LA RELACIÓN ENTRE PERODISMO Y LITERATURA

- Orígenes del periodismo y la literatura
- Definiciones técnicas de ambos términos
- Opinion de periodistas y escritores
- Relacion entre periodismo y literatura (establecida por nosotros mismos)
- Reflexión/Conclusión final

Beatriz Lorenzo.

Ejemplo de literatura y periodismo

BEATRIZ LORENZO

Desde su infancia hasta hoy, habló de las gentes que lo vieron crecer y con las que aún mantiene amistad

Después de tres días de Pascua en los que la lluvia fue la invitada no deseada -y llegó a estropear alguna tarde como la del jueves-, Padrón vive hoy la jornada grande de las fiestas, que arranca con la feria de caballos en A Barca pero que tiene puntos de atracción en toda la villa. La bienvenida a la cita la dio ayer el pregonero de esta edición, el pediatra Alfonso Solar Boga, que por un año dejó de ser parte del público para subirse al balcón del Concello.

Y lo hizo para, tal y como había anunciado, declarar una vez más su amor a Padrón a través de las personas con las que se crió y con las que sigue manteniendo relación, en especial, cada fin de semana cuando vuelve a la capital del Sar con su familia desde A Coruña, ciudad en la que trabaja desde hace casi 30 años. Con corazón y sentimiento, Alfonso Solar dedicó el pregón a hablar del Padrón que adora, ese que cada día construyen las personas de a pie como él.

En ese recorrido, el pregonero compartió con los pascueiros una «visión personal y nostálgica de la villa y sus gentes», entre las que mencionó un buen número de nombres, comenzando por su propia familia y con especial dedicatoria a su madre, mujer e hija -que lo escuchaban- y a su tío Pacucho (ya desaparecido), pero también a sus amigos del alma: los gemelos Manolo y Emilio Martínez Fráiz, Masito Beiró, Ángel Lado y Carlos Agrasar. Otros que fueron compañeros del desaparecido pero imborrable equipo de hockey Santo Domingo, que marcó a toda una generación de padroneses, como Jesús Fráiz, José Ángel González, Masito, Mon Garea, Cadillo, Totono, Pepe Míguez, Tato, Jorge Quintela, Tito, Nogueira, Tarrío, Núñez, Paco Rodríguez, Revillas, Xosé Carlos Beiró, Gonzalo Hernáiz y otros. El pregonero también tuvo palabras para otras personas con las que compartió su paso por el Ateneo padronés, como Juan Conde, Luis Barreiro, Juan Carril o Jorge Ferrón.

Asimismo, el recorrido por Padrón no podía pasar por alto la academia de «doña Elena Baleirón» ni la etapa en el «instituto del Souto». Otros puntos de referencia de los que ayer habló Alfonso Solar fueron el desaparecido Cine Latorre, la «esquina de los vagos en la que, en la década de los 70, era el lugar ideal para reunirnos todos los fines de semana y todas las noches de verano»; la tienda de juguetes del Cocherito o el viejo taller de su tío Pacucho, en la calle Sol, esquina Limoneros. Sobre todos los nombres que se repiten «a lo largo de mis recuerdos», Alfonso Solar se refirió, en especial, a tres: Jesús Fráiz, Masito y José Ángel. Los tres «han sido y siguen siendo mis maestros en una forma de querer a Padrón que a mí me gusta».

Como era de esperar, la mayor parte de estos padroneses se dieron cita en las inmediaciones del Concello para escuchar al pregonero.


EXEMPLO DE NOTICIA DIALOGADA

A praza estaba chea de xente. A pesar do mal tempo e da choiva que acompañou dende o comezo das festas da Pascua de Padrón, aquel día un importante abano de xente se congregaron para observar a aquel home que estaba no balcón. Dúas mulleres de idade madura comentaban:

- Oe, e debe ser este o pregoeiro deste ano?
- Si, seica é pediatra na Coruña, pero naceu aquí. Senón non tería sentido que viñese el a dar o pregón. Chámase Alfonso Solar Boga.
- Pois a verdade é que non me sona.
- Home, qué che vai sonar! Xa che dixen que el vive na Coruña porque alí é onde traballa, pero ten unha casa aquí, e ven nas fins de semana.

Entre tanto alboroto as miradas de tódolos asistentes centrábanse naquel home que pronunciaba as súas palabras de cariño pola súa vila natal. Recordaba ós seus familiares e amigos, así como ós seus compañeiros de fatigas: os xemelgos Manolo e Emilio Martínez Fráiz, Masito Beiró, Ángel Lado e Carlos Agrasar.As mulleres continuaban coa súa tertulia:

- Mira ti, pois parece que recorda toda a súa infancia e mocidade na nosa vila
- Claro que si, lembraste do equipo de hockey Santo Domingo?
- Non me vou lembrar!
- Pois alí tamén xogaba el, con Jesús Fráiz, José Ángel González, Masito, Mon Garea, Cadillo, Totono, Pepe Míguez, Tato, Jorge Quintela, Tito, Nogueira, Tarrío, Núñez, Paco Rodríguez, Revillas e outros tantos.
- Pois eu non me lembro del… xa fai tanto tempo!
- Ademais este home é o que tódolos anos dende fai 20 anos se disfraza de Rei Baltasar na cabalgata de Reis! A que iso non o sabías?
- Non oh! Aí si que xa me sorprendes…

O pregoeiro, Alfonso Soler, recordou as súas andainas no instituto padronés do Souto, así como as tardes que pasaba na academia de “doña Elena Baleirón”.

- Ai mira ti como se lembra do cine LaTorre. Daquela ías ó cine e a entrada e as palomitas custábanche 15 pesetas!
- Tes razón muller. E mira ti que temos ido tamén pola tipica tenda de Cocherito….
- Qué tempos aqueles!

Na cara de moitos asistentes os ollos brillaban cunha cor especial, cada un deles tiña unha imaxe dunha época que non se lles esquecería xamais. E que este home, un padronés máis, se encargara de traerlles á memoria.

miércoles, 15 de abril de 2009

Ejemplo de noticia relacionada con el ensayo filosófico

Querella con 22.000 firmas contra Aznar por llevar la guerra a Irak

La plataforma Juicio a Aznar presentó ayer una querella en el Tribunal Supremo contra el expresidente del Gobierno, José María Aznar, y los exministros de Defensa y de Asuntos Exteriores, Federico Trillo y Ana Palacio, por la guerra de Irak. La demanda se acompañaba con 22.000 firmas.

En el escrito se denuncia que el expresidente del Gobierno fue responsable de "toda la muerte y devastación" causada por la guerra. Aznar participó en la reunión de las Azores convocada por el expresidente de los Estados Unidos, George Bush, en la que se acordó invadir ese país sin contar con el aval de la ONU.

Además, los querellantes sostienen que la participación en el conflicto se hizo "al margen de lo que establece la Constitución". Francisco Frutos, secretario general del PCE, miembro de la plataforma, confió en que la justicia inicie esta investigación. "El Tribunal Supremo sabrá leer lo que ocurre en el mundo, sabrá mirar a los ojos del 80% de ciudadanos que estaban en contra de la guerra".

En la querella se incorpora la sentencia del 11-M dictada por el Tribunal Supremo en la que se afirmó que la matanza de Madrid estuvo relacionada con la participación española en la invasión de Irak. Por este motivo, familiares de la masacre de Atocha acudieron ayer a la sede del alto tribunal para apoyar la demanda.

El Supremo ya archivó otra demanda similar en el año 2004. Una decisión que aún no ha sido revisada por el Constitucional. La demanda se ha presentado en el alto tribunal por la condición de aforado de Trillo, que sigue siendo diputado en el Congreso. En principio, tanto Aznar como Palacio han perdido esta condición al no desarrollar, en este momento, ninguna actividad pública.

¿Qué diría Kant de todo esto?

En el artículo V de su obra Hacia la paz perpétua, Kant asegura lo siguiente:

Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado.

5.1

¿Con qué derecho lo haría? ¿Acaso fundándose en el escándalo y mal ejemplo que un Estado da a los súbditos de otro Estado? Pero, para éstos, el espectáculo de los grandes males que un pueblo se ocasiona a sí mismo por vivir en el desprecio de la ley es más bien útil como advertencia ejemplar; además, en general, el mal ejemplo que una persona libre da a otra --scandalum acceptum- no implica lesión alguna de esta última.

5.2

Sin embargo, no es esto aplicable al caso de que un Estado, a consecuencia de interiores disensiones, se divida en dos partes, cada una de las cuales represente un Estado particular, con la pretensión de ser el todo; porque entonces, si un Estado exterior presta su ayuda a una de las dos partes, no puede esto considerarse como una intromisión en la constitución de la otra -pues ésta entonces está en pura anarquia-. Sin embargo, mientras esa interior división no sea francamente manifiesta, la intromisión de las potencias extranjeras será siempre una violación de los derechos de un pueblo libre, independiente, que lucha sólo en su enfermedad interior. Inmiscuirse en sus pleitos domésticos sería un escándalo que pondría en peligro la autonomía de todos los demás Estados.

Ahora, saquen ustedes sus propias conclusiones.

Emma Velo

Propuesta de apartados a tratar para la reflexión sobre Periodismo y Literatura

  • Definiciones teóricas de Periodismo y Literatura
  • El Nuevo Periodismo
  • El Periodismo en la Literatura
  • La opinión de los periodistas
  • La opinión de los escritores
  • Conclusiones

Emma

martes, 24 de marzo de 2009

O XIGANTÓN, por Beatriz Lorenzo

A praza estaba chea de xente. O sonido do claxon dos coches facía chirriar os oídos. Entre o tumulto de empuxóns e pisotóns erguíase un home xigante. Un home que apertaba forte contra sí a unha nena pequena como se non quixese que se lle caese dos brazos. Era un señor que saía cada día á rúa a facer o seu traballo. Calzaba os mesmos zancos e levaba o vello traxe acompañado do curioso sombreiro de sempre. Era un personaxe peculiar que facía rir aos demais, ocultando así a tristeza da súa alma. Unha amargura que o facía refuxiarse tras a careta de paiaso que cada día asumía como propia, intentando sacar un pequeno xesto de alegría de calquera que se dignase a gozar do espectáculo que ofrecía. Sorrisos que agochaban a tristeza dunha pérdida, a de Manuela. Cada vez que se sentaba na mesa sentía os seus dedos acariciándolle os beixos, notaba a súa respiración e o seu xeito de mirar. Extrañaba os seus berros, os seus choros, os seus sorrisos. E aquela pequena era a primera que espertara un atisbo de esperanza no seu desgastado corazón. Esa cativa que probablemente se tivera soltado da man da súa nai e se perdeu entre a multitude. Agora él sostiñaa no alto, cos seus vigorosos brazos, e mirábaa con tenrura.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Enquisa a xornalistas-escritores

PREGUNTA DE ENQUISA

Según su opinión, ¿qué aportaciones se hacen mutuamente el periodismo y la literatura?

* cada persoa envía esta consulta ás persoas que se lle asignaron

Javier: Manuel Rivas, Xosé R. Pena, Carlos Reigosa, Marilar Aleixandre e César Casal

Neira: Maruja Torres, Gustavo Martín Garzo, Xabier P. Docampo, Fina Casalderrey, Xavier Alcalá, Miguelanxo Murado

Ramos: Camilo Franco, Tucho Calvo, Darío Villanueva, Alfredo Conde, Freixanes, Miguel Delibes, Fernán Vello

Emma: Teresa Moure, Soledad Michelena, LA Pousa, Sergio Rodríguez, Elvira Lindo, Ónega, Muñoz Molina

Saioa: Iratxe Retolaza, Txema Ramírez de la Piscina, Ander Iturriotz, Elena Arrazola, Igone, Marcelo Otamendi

Jass: Margarita Ledo, Juan García Jurado, James Andrés García, Adriana Arestizábal, Argimiro Mendoza

Beatriz: Xabier P.Docampo, Xosé Neira Vilas, Rosa Montero, Manuel Alcántara, Joaquín Carbonell, Fina Casalderrey, Mercedes Castro

Mari Carmen: Rosa Aneiros, Antón Lopo, Diego Ameixeiras, Arturo Ruibal, Daniel Salgado, Ana Romaní, Xia Arias

Héctor Juanatey: Gunter Wallraff, Luis Fernando Veríssimo, Gilberto Alemán, Hernán Zin
tarefa para a semana que vén. Imprimir as respostas para gardalas como material documental.

lunes, 16 de marzo de 2009

Onde queima a carne

Quixeran nega-la súa existencia en máis dunha ocasión. Miles de científicos, investigadores e historiadores afirmaran convencidos que non era real, biolóxica nin demostrable.

Escoitábase no patio asfaltado o tumulto, e eco mesmo dun silencio cauteloso que daba paso ó ruxe ruxe que se dirixía polas rúas. Fervíalle-lo sangue nas veas. As baldosas latexaban dun modo case tatexo. Todo era cuestión de ritmo, do cardíaco.
Ó tempo que executaba o primeiro movemento aquel neno xitano daba comezo ó acto sublime: flamenco, onde queima a carne.
Poucos souberan comprende-la súa civilización, conseguíndoo, case sempre, homes de palabra e corazón; poetas e estrelas do rock.

No primeiro intre, o de frunci-lo ceño, amósase a valentía. O coraxe de filtra-la esencia das cousas. Os corpos espidos. O baile.
Falara deles Lorca tentando dignificalos. Xitanos das romerías, dos pendentes de ouro e das palabras graves. Elevados polo flamenco ó cumio da éxtase, do sen sentido. Rendendo o corpo como ferramenta á máis fermosa exaltación da vida.

Negaran a súa existencia numerosos parlanchíns alleos ó que falaban. Para sentila, dixera Camarón, había que bailala. A raza.



Noelia García

Amaríaa sempre

Como nunca lle prohibiran soñar sempre gabeaba. Subía. Ascendía no tempo e no espazo, nas pequenas cousas. Incluso nas persoas todas que o rodeaban. Causaba un lene impacto na xente. Por iso quixera ser soldado. Soldado das ideas, da paixón (de novo) a gabearlle polas costas, daquela esperanza nena de ve-lo mundo cambiar.
Xogaba, deste xeito, coa metamorfose adherida ó uniforme. Loitaría. Empuñaría armas de fogo. Voaría, e sobre todo e sempre, soñaría.
Na casa daquel home escoitarase moitas veces unha palabra menuda, case aceda. Era a liberdade.Eran as mans rotas do tempo e as colleitas.
Da terra ó ceo erguía a mirada cun toque romántico...para rematar así, co xesto alto, tomando parte dunha estraña silueta.
Caera do ceo. Cos puños teimudos de quen ferve en cada paso, de quen gabeara dende o día primeiro. Amaríaa sempre...á liberdade.



Noelia García

Historia de Mari

(falta texto)

3, Soa, Beatriz Lorenzo

Estaba soa. Nunha residencia para a terceira idade. E tiña unha filla, Sally. Unha rapaza con moito carácter. Sempre ía a visitala, no medio dunha soidade que a embargaba, que non a deixaba vivir. Pero non so era ese o motivo que lle impedía respirar, senón o engano, a mentira. Ese segredo que levaba ocultando toda a vida e que sabía que a súa filla desexaba saber. Un segredo de amor de nai. E foi tamén un amor de filla o que fixo que Sally comprendese que non facía falla saber máis. A súa vida xa estaba completa.

6) Cotilleos, Emma Velo

–¿Viches que lle pasou á do quinto?
–¡Ay, hija! Yo nunca tal viera. Me dijo Agustina que la niña se enteró.
–¡E non había saber! Cun nome deses inghleses...
–También tes razón. Pero iso es la juventú.
–A juventú e a falta de sentidiño. Disque a nena foi falarlle á residencia.
–¡Ay! ¿No se lo iría decir?¡Meu Deus!
La conversación cesó repentinamente, la misma niña, Sally, bajaba de un taxi. Ambas mujeres sopesaron su estado. En silencio. El portal se cerró tras la muchacha.
–Seguro que viña d’aló.
–¿Tú crees?
–Si, muller, non viches a cara que tiña de chorar.
Lejos del cotilleo del portal, Sally se preparaba un café orgullosa de su decisión. Su madre no necesitaba más disgustos. Si él no era su padre biológico, al menos la había criado como tal.

Virus, de Emma Velo

Hace tres días que la putrefacción se abre paso en mi organismo. Al principio, la sensación fue extraña. Mi pulso no se aceleraba al correr porque, simplemente, ya no latía. El movimiento casi inconsciente de la respiración dejó de ser necesario. Pero mis músculos y mi cerebro coordinándolos seguían funcionando.
Ahora, la podredumbre está demasiado extendida. Mis vísceras han alcanzado una viscosidad extrema. Cada vez necesito pararme más veces a vomitar. Esta mañana, lo poco que quedaba de mis intestinos fue expulsado en un espasmo dolorosamente intenso.
Escribo este testimonio antes de que mis músculos se atrofien por completo y ya no me sea posible sostener un bolígrafo.
Yo fui el causante de la epidemia. Una cepa mutada, un fallo humano... Ahora no importa cómo ocurrió, solo cómo detenerlo. He trabajado intensamente entre la agonía de mi corrupción orgánica y, por fin, he dado con el antídoto. Por desgracia para mí, ha de administrarse en las cuarenta y ocho horas posteriores al contagio.
Envío esta nota al continente con la esperanza de que los grupos de evacuados que se enviaron contaminados sigan en cuarentena. Los viales del paquete contienen el antídoto. Suerte.


Nº 2 Neira

Mensaje para todas las unidades.
É moi importante.
Repetimos: moi importante.
Corremos un grave perigo de contaxio.
Os síntomas maniféstanse con súpetos conatos de vómito. Quen empece a sufrir eses sinais deberá poñerse en contacto de inmediato coa Unidade Central de Saúde da nave nodriza.
Transmitan esta mensaxe de inmediato a todos os seus asociados.

nº3 Beatriz Lorenzo

¡Pero qué asco! de verdade que me jode andar no corpo da xente para poder vivir. Si claro, a xente pensa que eu teño a culpa de todo e que son malísimo. ¡Malísimo de qué oh! Eles non teñen que andar apartando intestinos, fígados e máis porcalladas. Eu teño estar rebosándome entre toda esta merda para poder alimentarme e sobrevivir a este mundo que me tocou vivir. ¿E qué lle vou facer? Seguir e punto, hoxe nun corpo e mañá noutro. Así é a vida.

viernes, 13 de marzo de 2009

Carta de presentación, de X.A. Neira

(falta o texto)

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2) O traballo da súa vida, javier fraiz
- Armando, tes que acougar
- Laura, a ver que saco eu disto. Dependemos deste traballo!
- Pero home, xa o sei. Tes que te tranquilizar se queres causar boa impresión. Estás a suar!
Armando leva case un ano saltando dun emprego a outro. O máis que durou foi cando lle ofreceron o cargo de sacristán na aldea. O oficio viuse frustrado cando morreu Don Armindo, o crego, e o bispado destinou un home de confianza xunto ó novo padre.
Agora non quedaba opción para máis despedimentos. A familia de Armando, matrimonio e dúas fillas pequenas, estaba en cernes da insolvencia.
Traxe e corbata de saldo. Coidara o vestiario o máis que se podía permitir. Nun cartafol azul ordeou todos os méritos da súa vida, cartas de recomendación de algúns dos seus xefes -incluso o dun primo que foi concelleiro na capital-, e unha carta de presentación dirixida ó empregador.
Demandábase un posto de domador para un programa de variedades e celebridades.
Armando ficaba con Laura ó final da ringleira para o casting. De neno, foi un apasionado do circo. Durantes os períodos nos que unha compañía calquera visitaba a vila do lado, Armando saía da escola pensando no espectáculo. Quedaba na primeira fila para, ó remate, ver como recollían as xaulas, os aparellos, como conducían ós animais cara os vagóns.
Armando foi tan asiduo durante anos -realmente toda a súa nenez- que fixo amizade co domador e director do circo. El deixábao ver cousas do circo que ían máis alá do que pagaba pola entrada. Armando inda gardaba os látigos que o domador lle regalaba cada pouco tempo. Eran faltos de tensión, tiñan a empuñadura gastada, mais Armando conservábaos como un verdadeiro tesouro.
Quedaran na parte traseira do coche, por se acaso alguén lle pedía unha credencial da súa historia.
- Armando Pérez Sueiro... alias Armando Gaiolas
- Sorte, cariño!
Aí entra Armando, preparando o discurso perfecto, cun cartafol pouco cumprido para toda unha vida debaixo do brazo.

"Reducir" de Saio.

Estoy en mi despacho de siempre. Llevo toda la mañana leyendo diferentes cartas de presentación. Antes, no las leía, pero, he decidido empezar a leerlas. En la empresa estamos notando las consecuencias de la crisis y nos interesa encontrar trabajadoras / es que tengan diferentes formaciones. Así, reducimos los gastos de personal.

(Son pensamientos del/ a Director /a )

Domador, Bety Lorenzo

Se cadra si. Se cadra podía ser domador. Foi xa tantas cousas que nin me lembro. Pero mira que dárselle por ahí...¡Alá el! A min con que traia cartos para a casa para poder darlle de comer ós nenos, dame igual o que sexa. Porque eu mátome a traballar catorce horas ó dia para poder vivir e o señorito nada. ¡El de paseo ou no bar botando a partida cos amigos! Que se árbitro, que se xardiñeiro, que se paiaso, que se humorista. ¡Se este home xa foi de todo! ¿Pero no se cansará de tantos traballos distintos? Boh! Se quere ser domador que sexa. A ver se ten sorte e lle dan o posto de traballo...

Hipotécase futuro por A. Ramos

Uns poucos nacen co paso firme, outros co paso cambiado e os máis, coxos de ambas as dúas pernas. Co devagar dos anos, os que viran ao mundo co paso firmo pasaron toda a vida a ritmo marcial co taconeo de botas soldadescas enxorndecendo coa súa marcha. Algunhas boas mulleres, incautas e cándidas, aprauden co sorriso pendurado dos beizos e saúdan a un becerro de ouro. Eran outros tempos, eran tempos de viño e rosa nos que, quen máis quen menos estaba embriagado pola grandeza que se veu abaixo entre Paisas, Romas, ctittàs apertas; e Alemañas, ano cero no corazón de Milán. Aqueles rapaces antes das bombas e das guerrillas estaban chamados a camiñar detrás do Duce da quenda. Naceran para príncipes, pero acabaron destronados. Vagandos, orfos de futuro e cargando co pasado as súas costas. Non hai taconeo de botas polas rúas de Milán, só o eco dos pés enchoupados. De charco a cherco e tiro por que me toca. Tempo perdido no futuro. Algúns nacen para ser príncipes, outros para non ser nada. Os duces veñen e van. Algún nace para ser príncipe e acaban abertos en canal coma os porcos nalgunha praza de Milán. Tempo perdido. Véndese Carne de porco! Hipotécase futuro!

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EMMA

A época de grandes dictadores quedara atrás, pero as pegadas das súas férreas botas aínda perduran. Un horizonte nos albores para as novas xeracións, un horizonte hipotecado por un soño errado de logors, conquistas e medallas. O home que foi neno e a muller que foi nai fican apamapados ante un futuro presente no que os brazos non se erguen por resorte militar. Caen os brazos en Berlín e os muros tamén en tempos de mudanzas. Secais non estea todo perdido para os que virán, pero aqueles que foron nai mercaron promesas a prezos de futuros. Os futuros hipotecados de aqueles que foron nenos. Hipotecados por carne de porco para queimar nas rúas de Berlín.

Tiempo de creación. Emma Velo

Dedo a dedo, letra a letra, hora a hora, cigarro a cigarro. Tic, tac, la máquina. Tic, tac, el reloj.
La música que discurría por las calles parisinas no llegaba hasta su estudio pero sus dedos pulsaban las teclas al ritmo de un tango.
Llevaba días peleando, pero no había conseguido nada. Su creación se revolvía buscando un camino diferente. él era el autor, no podía permitir que se saliese con la suya. Tenía que morir, era necesario para la historia. Es difícil aceptarlo, pero el personaje debía asumirlo. Había vuelto a hacerlo, por unos instantes había dominado su destino y sorteado su final. Esta vez había ido demasiado lejos. No solo había salvado la situación, sino que había cambiado de ámbito. Volando intangible se había enmarcado en otro arte, en el interior de la fotografía que decoraba su estudio.

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Ramos
Cada una de esas teclas sonaba como suena cada uno de los pasos hacia el cadalso. Con cada bocanada de nicotina, a un soplo de vida se le escapa entre los dedos a aquel personaje que había ido demasiado lejos. Nadie podía retirarle el poder , el mando de un paraíso de página en blanco emborronado con la negra creatividad. "Es necesario para la historia", se justificaba aquel Dios y diablo, que regalaba y quitaba vida a dos manos en el estudio parisino. "Tic, tac, se te acaba el tiempo", rezaba ese Dios envidioso que no quería que ninguna de sus creaciones le robase la manzana prohibida. El destino mandaba, la historia fluía, el espectáculo del negro sobre blanco debía continuar. Estaba a dos palabras, a un suspiro breve y eterno de clavar los dos últimos clavos a la caja de pino de su hijo sobre el papel. No pudo porque, volando intangible, escuchó un grito silente que preguntaba: "¿Padre, por qué me has abandonado?"

Asesinado de Canalejas, Marie Jasbleydy Prieto


Un frío día de invierno cuando todo era tenebroso y oscuro, la crueldad del ser humano salió a la luz. ¡¿Cómo puede ser que no exista la piedad para un hombre encerrado en su propia cárcel mental!?. ¡Cómo puede ser ajusticiado a sangre fría con unas manos llenas de muerte y sangre!
Sangre que no tiene escrúpulos a la hora de hacer su propia justicia.
Entonces, ¿cómo funciona la justicia? Sí, la justicia funciona igual en todo el mundo, mostrando su poderío, generando miedo y frustración a las poblaciones.
Personas que no tienen otro sentido más que el de la vista, vista para ver las consecuencias de una realidad, realidad que órbita alrededor de la tierra.
Acaso, ¿la tierra ha engendrado tanta maldad? No, la tierra no es la culpable; la culpable es la propia humanidad, que ha permitido que la malicia entre en el corazón destruyendo la esencia principal de la tierra, ¡la VIDA!

Enlace:http://findesemana.libertaddigital.com/el-asesinato-de-canalejas-1276229625.html



Justicia. La justicia tiene connotaciones totalmente antagónicos según sea el subjeto el que lo pida o el quien lo ejerce. Para un pueblo sin nación, la justicia es el derecho a decidir libremente su futuro. Un pueblo oprimido por el opresor.
Y para el opresor la justicia conlleva a la desaparición de esos pueblos, de esos ciudadanas/os que piden la elección de ser libres.


Pero la ideología dominante, la ideología del opresor no tiene porque ser "de facto" justicioso. Y ante la posibilidad de dicha elección, la ideología dominante aniquila, oprime, tortura y mata, generando sangre y dolor.

Ante esa injusticia, el pueblo resiste, y no tiene otra alternativa de seguir luchando.

Saio.

O Taberneiro, Mari Carmen Rama

Como a vida, o viño de cada botella ía pouco a pouco esgotándose para que unha nova botella fose aberta.

Copa a copa, cunca a cunca, as historias que nacían con cada trago deixaban de ser alleas para debuxar a historia da súa vida. A vida dun taberneiro que, como as rémoras, trazaba o seu sendeiro vital absorbendo as vivencias alleas.

Uns chegaban e outros íanse, ninguén permanecía. Cada noite limpaba a súa vella e húmida taberna como si se estivera desfacendo duns recordos que o queimaban. Pasaba o día acompañado pero sabía que ó chegar a casa ninguén o agardaba. Non lle gustaba a soidade, máis sabía que era o único accidente que podía soportar.



Emma

E lembraba, na soidade do seu lar, que a súa vida podería ter sido distinta. Lembraba que cando era mozo tivera a oportunidade de cruzalo mar e chegar a terras novas onde o agardaban o traballo e os cartos. Pero entón dubidaba de se a súa vida tivera unha cor diferente á do viño se quedara na Arxentina. Non, pensaba, de seguro que ficaría aló igual que aquí, limpando as cuncas dos emigrantes, só pero acompañado.

E no fondo, o taberneiro sabía que ese era o seu sino, que esa era a súa vida. Escoitar os problemas balbuceantes dos que buscaban a compaña do viño. Día a día, esas persoas, historia a historia, compoñían o retrato da súa vida. Aínda que a soidade o queimaba tódalas noites, xa estaba acostumado a ese ardor.

A vida pasaba, os clintes chegaban, bebían e marchaban. Algúns eran xa vellos coñecidos que sempre ficaban á mesma hora na mesma mesa e cos mesmos compañeiros de cunca. Pero un día, todo mudou. Unha tarde de choiva, a taberna estaba chea, tiñan partida de mus. Entre a penumbra do fume de puros e cigarros, unha moza penetrou no local. O tarbeneiro seguiuna coa mirada e ela achegouse sorindo á barra. O saúdo de sempre, a pregunta de tódolos días. Pero a resposta foi distinta. Non era unha cunca, non era unha caña, nin refresco ou café. O que aquela moza de fóra quería era falar con él. Sorindo aínda máis que cando atravesara a porta, e cun castelán de cor arxentina faloulle. Un vaso esvarou das máns do taberneiro e escachou no chan. A multitude do bar repregouse para ver o que pasara. Él ficou calado, estático, pensando, máis só que nunca co seu recente problema a pesar de estar máis acompañado ca nunca. Non podía ser que aquela moza fose a súa filla.

"Atributo"de Saio


Subcoscientes...

-"Se estaba acercando, tenía un vestido blanco como la nieve y un cuerpo de sirena. De momento mi fluido sanguinio se estaba aligerando".
- "Era la mujer que todo hombre quisiera. Una mujer alta, joven, de piel blanca y con una silueta espectacular".
- " Sí, necesito ir a casa de Madam Shaffler, cogerle las medidas para hacer su vestido de novia. Después, a las 17:00 tengo cita con el médico. Y... sí, por la noche tengo que poner en marcha la máquina de coser, porque para el viernes el vestido de Madam Sheffler debe estar listo.

Zapatos...

A medida que nos ibamos avanzando el ascenso era mayor. Solo veía hombres, unos con cara de miedo, otros con cara de agraciados, pero, todos miraban de frente. De frente a mi soporte. Un soporte, un objeto observado, inactivo, estático, en definitiva: un atributo. Un atributo desconocido al que no consigo darle nombre.

Emma

Caderas...

Mi ritmo iba marcando la subida. Y con mi movimiento los pares de ojos que observaban se movían al compás. Allí plantados, trataban de presentarse indiferentes, pero todos con sus rostros evidenciaban el interés. Observaban atentos el atributo, a mí, o al menos a uno de ellos.


Jasbleydy

Moto...

Ella venía de frente hacia mí, con ese perfecto movimiento al compás de una canción. Y yo, esperando y deseando en lo más profundo de mis pensamientos que esa figura sea la otra acompañante de mi humilde motor, para así pasearla por todos los alrededores y lucir ese escultural sueño que conjunta a la perfección con el color de mi caparazón, el blanco.

El fogonero, de Javier Fraiz

Ni un minuto antes de las 10,15 suena el chivato. Cuando lo hace es atronador.
De forma casi automática, el vientre de la fundación se encoge. Las bombas de presión liberan un gas urgente. Los indicadores de la caldera, en donde no deja de entrar carbón, suenan primero a sirena y luego como los estertores de un moribundo.
Enseguida se quedan en nada los primeros instantes de los 20 minutos de descanso al sol, que desde que empecé aquí está entumecido por una nebulosa gris.
El cuerpo reacciona y grita de dolor mientras apuro el cigarro antes del toque de vuelta. Faltan 5 horas en las que tengo que contener el desahogo y la respuesta colérica de la fábrica. Parece empeñada en cargar contra mí.
Tomo una última bocanada de aire del mundo exterior. Ya casi se acaba el descanso. Ahora vendrá más dolor.
Porca miseria.


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Continuación, Héctor Juanatey.

El trabajo en este carbonizado mundo interior es, como cada día de esta miserable rutina, agotador. En mi cabeza no hay otra idea presente que no sea la de la supervivencia. Tengo que aprovechar hasta el límite el poco aire limpio que guardan mis pulmones después de cada descanso.
El sonido estrepitoso de una aguja al moverse es lo único que nos recuerda que todavía seguimos vivos. Cada minuto es una lucha a muerte y mis enemigos son el carbón y el tiempo.
Aquí no existe la amistad. Mi únicas compañeras son esta pala ardiendo ya oxidada, y la nebulosa que nos tapa el sol en los descansos.
Con el paso de las horas, la luz artificial e interrumpida que ilumina mi labor empieza a ser la única presente en mis pupilas. Fuera, el sol ya ha caído. Aquí, los que caen son los fogoneros.
Yo todavía sigo en pie.
Tan sólo una idea. Supervivencia.

As tres de sempre, de Héctor Juanatey

Aí estaban. As tres de sempre. Tres irmás que cada tarde se reunían nas escaleiras do baixo do seu pobo. Calqueira podería pensar que discutían sobre a guerra, a crise, a miseria...
Sorprenderavos saber que falaban da cor negra. As tres ían de negro e non por ser viúvas, senón porque simplemente lles gustaba. Eran solteiras e viviran sempre xuntas na casa que herdaran da súa nadi. Aquela tarde Francesca, verédela a primeira pola esquerda, non daba crédito ó que acontecera esa mañá. Parece ser que un home miúdo se inmiscuira na tranquilidade desa pequena vila italiana. Contáballe as súas irmás que ese señor levaba un aparatdo estrano colgado do seu pescozo. Unha arma que disparaba luces, exclamaba. A isto, a irmá do medio, máis incrédula que as súas dúas pequenas, como soía dicir, dixo que "bueno, tratarae dalgún soldado perdido, que máis ten". E así, con esa pequena interrupción, acabarase a anécdote do día. Non lle darían máis importancia que a que tiña. Finalmente, Filippa, a terceira das irmás, e seguramente a máis arriscada (pódese observar polos lunares brancos da súa falda), atinou a dicir: "non miredes, pero creo que o tipiño este do que falou Francesca está aquí, diante nosa...E estanos a apuntar". Porén, como uns nenos, non puideron evitar mirar, agás Francesca, e así Nino Migliori conseguiría a súa tan ansiada captura.

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Javier Fraiz
A casa da nai está na beira do pobo, xunto a un cantil por encima do Mediterráneo. As tres irmás ocupan a altura superior. Hai tres estancias. Cada unha delas usa o seu cuarto só para durmir, porque fan a vida en comuñón. Érguense todas ó romper o día, comen á mesma hora e as tres caen co sono preto das 11 da noite.
Adican unha estancia para dobrar e gardar a roupa. Despois de a lavar, póñena a secar flameando co vento que vén do mar. Os teares son todos negros, excepto algunha peza con motivos blancos (que lle gustaban sobre todo a Filippa) que parece un alivio de luto. Pero elas non o fan para que a xente pense que gardan un duelo enxergado, senón porque desde pequenas a súa nai as vestira a todas iguais, e a todas de negro.
Tan só teñen espazos reservados para as tarefas diarias da labranza e de atención da facenda. Francesca deu de comer ás galiñas aquela mañá. A rutina era a de sempre: botar as verzas, facerlles a pateira, mirar se puxeron ovos... Xa voltaba para a casa xunto ás irmás, cando viu un destello polas rúas principais do pobo. Había un home que traía un artefacto estrano. Orientábao cara os veciños e disparaba luces.
Francesca estaba inquieta, pero desorientada. O camiño de pedra que levara ó pobo estaba case destruído desde a Gran Guerra. Non adoitaba chegar xente. Temía pola unión entre irmás, non quería que ningún evento ou sorpresa as puidera separar ou mudar o seu particular reparto dos tempos.
Comeron, tomaron café, pasaron o ferro ás faldas negras, ás blusas negras. Francesca non lles dixo nada ás outras irmás. Sentía certo remordemento. Non sabía se llo contar ou non.
Eran as seis da tarde. A hora do paseo e da charla no fondo da escaleira da praza maior. As tres erguéronse a un tempo.

jueves, 12 de marzo de 2009

Política de contradicciones, de Héctor Juanatey

Era tarde y aquel anciano me había robado la chaqueta. Yo entonces era un joven bastante friolero y odiaba el tiempo del lugar. Ese día hacía más frío de lo normal y yo llevaba mi vieja chaqueta de lana; aquella que me había regalado el tito.
Iba dispuesto a trabajar cuando un anciano se paró justo delante de mí. Yo, bastante tímido, susurré un “perdón” y quise marchar por su derecha. Él, en ese momento, dio un paso lateral hacia la izquierda y levantó su vista lo suficiente como para encontrarse de frente con mis ojos. Yo no sabía qué decir. Me había quedado paralizado. Unos segundos más tarde, el anciano, en un esfuerzo por mover sus labios rotos por el frío, levantó su puño y dijo:
- Yo necesito más que nadie su chaqueta. Nosotros, señor, nosotros sí tenemos frío.
A continuación, y sin siquiera poder responderle, me quitó la chaqueta amablemente y se marchó. Yo, desde entonces, aguanto más el frío y jamás llevo chaqueta.


(2) ¿Indiferencia? de Saio.

Hace mucho frío, no tengo una chaqueta para que me abrigue en este día de invierno. Espero que alguien me lo deje. Pero siento que va a ser difícil. Voy caminando por la calle y la gente no se para, todo el mundo va corriendo “a contra reloj” como digo yo. He llegado a una plaza, se me acerca un hombre alto y me dice:

- ¿Te apetece tomar un caldo caliente?


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(3) Curioso, de Beatriz Lorenzo

Ía eu pola rúa. Acababa de saír da miña clase de guitarra e levaba unhas luvas para que non se me conxelasen as mans. Facía un frío que metía medo e tiven que pechas até o último botón da chaqueta.
E de súpeto véxoos. Do outro lado da rúa. Un rapazote xoven, alto, vigoroso. E un home maior fronte a el, cos pantalóns desfiañados e uns zapatos que daba pena mirar para eles. Estaba diante do rapaz. Non sei de que falaron, nin como foi nin porque. Pero a cuestión é que o vello marchou coa chaqueta que o rapaz levaba posta, e o rapaz seguiu o seu camiño. Curiosa escea. Supoño que eu tamén lla deixaría, e invitaríao a tomar algo quente nun bar. Dá gusto ver que aínda queda xente boa neste mundo.

Mi voz, de Saio

¡Con el día de mañana, necesitamos presionar a los poderes públicos y privados, como los bancos, empresarios, etc! ¡Que perciban que la sociedad necesita cambio y que así no podemos seguir!, dice Jon.
¡Eso es, Jon! ¡Sí, sí, presión y lucha!, dicen Mikel y Aitor.
Yo pienso..., empieza a decir Maitane. Pero la asamblea se termina. No hay más tiempo.


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4) Falar por falar, Beatriz Lorenzo
Pero, ¿quen din eses? ¡Tanto protestar! Sempre o mesmo. Sempre as manifestacións das narices. Un día tras outro. Que si o poder abusa de nós, que si debemos presionar ós bancos...¡que pesados! Que se deixen xa de faladurías e de berros. Que sempre é a mesma historia. Falar por falar. Xa estou farta de ver sempre as mesmas noticias na televisión. Vou cambiar de cadea.

Perigo público, de Javier Fraiz

Xa empecei a pensar nel nada máis velo á volta da rúa. Botei a man á carteira. Agarrei con forza as chaves porque ben puideran valer de mecanismo de defensa.
Vin como se acercaba coa intención marcada na súa faciana. Non había máis que observar a maldade nos seus ollos.
Estaba perdido. Pelo revolto, barba de varias semanas. Traía as botas enlamadas e os baixos do pantalón, esfiañados.
Quedaban menos de 10 metros. O corazón estaba a me atronar. 'Doullo e xa está. Non me podo complicar a vida. Calquera faría o mesmo'.
Chegou onda min. Deume o pasquín do concerto do xoves e marchou. Quedei coas gracias na puta da boca, pero entón xa pasara a volta doutra rúa. Con tanta vehemencia, deixei as chaves marcadas na man.


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2) Desconfianza mutua, Alberto Ramos
Como me está a mirar. Nada máis entrar nesta rúa, o tipiño clávame a mirada. Miroume dos pés á cabeza. Ala, veña, fíxate nas botas. Si, están cheas de lama... e que hai? Chove, hai charcos.
Pero tío, xa está ben... Deixa de mirarme un pouco.
Vouno mirar así tamén porque me está acolloando de mal xeito. Vou ver no peto se teño as chaves... onde estarán? Se cadra, se se pon parvo ou calquera cousa, tiro delas e que sexa o que Deus queira.
Eu voulle dar o papel do concerto e xa veremos. Pero como me mira, manda carallo! Veña, xa está aquí. Doullo e xa está. Aí tes, para ti, lesma.
Pero, por que me miraba tan mal?


3) Notas "Perigo público", Héctor Juanatey
Sempre igual…Sempre pasa o mesmo. Mira que llelo deixei ben claro ós da produtora. Nada de historias profundas, eu quero dirixir películas de acción. Pero nada, eles mándanme este guión…e que se supón que debo facer agora? Dirixir isto? Como? Non hai pelexas, sicarios…E o ionqui este nin sequera é ionqui de verdade. Cicais se lles meto agullas en lugar de chaves…Si, podería ser si. Aparece o tío…Deus, e que estouno vendo…Aparece o tío, ve ó ionqui e a súa cara queda fría…Leva a man o peto en un primeiro plano colle as chaves, as dun Hammer claro, senón vaia merda…O resto dáme igual, a súa cara fría pero sen máis, non vou perder o tempo niso. A ver, logo ven o ionqui, que igual de “acojonao” mete a man no peto e colle a agulla…Supoño que ós produtores daralles igual agulla que chaves…Logo o clímax, o encontronazo…Tensión…Ogallá puidera meter hostias polo medio, qué mágoa. E…bueno, ata aquí. Logo marchan. Ah, e a entrada do concerto que sexa dos Hombres G…senón si que paso…


4) Esquecemento, Beatriz Lorenzo
¡Que xente! De verdade que non o entendo. A culpa é miña. Se xa mo dixo miña nai, que de bo parezo parvo. Inda por riba de que está a chover a cántaros, teño o pelo feito un cristo e as botas enlamadas ata arriba. E xa non falemos dos pantalóns... E eu coma un parvo detrás do fino aquel que esqueceu a entrada do concerto. O señorito vai co paraugas, abrigadiño e coas botas como unha patena. A culpa xa é miña, porque se fora outro quedaba coa entrada e dáballe a calquera outro colega meu. Pero mira, agora xa está. Unha vez metido en gastos, doulla e xa está. 'Aí tes, tío, isto é teu'. Nin as grazas. Alá el.


5) El perseguidor, Matías Ress
- Acá falta una entrada
- Ah, sí, es la de José
- Pero si hablé con él y me dijo que no la tenía
- No, no la tiene pero se la iba a alcanzar Miguel al salir del curro
- ¿Pero se conocen?
- Sí, estuvieron juntos en el cumpleaños de Nuria. ¡Vaya borrachera ese día!
- Fijo que ninguno de los dos se acuerda del otro.
- No sé si José se acordará, pero Miguel sí se acuerda
- ¿Y cuándo se la iba a dar? Mirá que el concierto es el jueves
- Hoy, sobre esta hora
- Uy, pues vaya día le tocó
- Ya te digo, además no tenía paraguas ni nada que a la mañana hacía sol
- Uy, debe de tener unas pintiñas. No me quiero imaginar la cara de José cuando lo vea. Entre lo acojonado que es y que seguro que no se acuerda.
- Fijo que piensa que un yonki que lo quiere atracar o algo


6) Anécdota, Emma Velo
- A la calle Galeras, por favor.
- Fai un día de cans...
- Sí, la verdad es que debo tener unas pintas...
- Bueno, senón quedou ca moza -el taxista estalla en una carcajada y José se encoge de frío en el asiento trasero.
- Pues no sé que le diga. Hace un rato mismo he tenido que hacer un recado, es verdad que el tío no me conocía nada más que de una fiesta, bueno, yo sí me acordaba de él, pero claro, sin camisa, con estas botas llenas de barro, el pelo revuelto de la lluvia... normal, a saber qué pensó.
- Boh, de seguro impresións súas.
- No, algo pensó, porque cuando... Bueno, yo tenía que encontrarlo para darle una entrada de un concierto, ¿no? Pues decidí ir a la salida de su trabajo, así no tenía que llamarlo ni nada, pero confié demasiado en que se acordaría de mí. Joder, no sé, yo me acordaba de él, ¿no?
- Si, pero non todo o mundo ten a mesma memoria.
- Ya, pero me miró... no sé, como si lo fuese a atracar, como si yo fuese un yonqui buscando cuatro duros... si hasta ni me dio las gracias cuando le di la entrada.
- Hainos desagradecidos. ¿Por onde te deixo?
- Aquí mismo está bien.

O vermello sobre o asfalto, de Alberto Ramos

2) Dende o balcón, Beatriz Lorenzo
Foi dende o balcón. Nunha noite escura e en silencio. Unha noite na que caían chuzos de punta. Unha noite como calquera outra pero distinta. Unha cidade que contaba cunha persoa menos. Un home que estaba sen pulso, tendido no chan, cando chegou a policía. Policía que rompeu o tenso silencio da noite. Unha noite que comezou tranquila e rematou axitada. Espertando a toda a cidade. Unhas rúas baleiras con escasos transeúntes nas que se contaba o acaecido. Uns medios de comunicación que se deron eco da nova na mañá seguinte. Da man dalgunha veciña e dalgunha das múltiples versións.


4) Liberarme, Saio
Sí, decidí matarlo. Salirme de la cueva que solamente me metió él. Para mí es el día más feliz de mi vida, logré acabar con una pesadilla que me tenía muerta en vida. Todo se terminó.


5) Licor perdido, Héctor Juanatey
Era de noche y la lluvia se relacionaba con el viento. Él caminaba perdido. Sólo. No tenía a nadie. En su mano derecha llevaba aquel licor que tantos malos ratos le había hecho pasar. Él lo llamaba amigo. “Vamos a evadirnos, amigo”, solía decir. Estaba acostumbrado a esas noches oscuras, pero aquella fue diferente. Había visto morir a mucha gente, pero nunca de aquel modo. Siempre le había asustado la idea de quitarse la vida, y aquello no hizo más que sorprenderle. Había oído un grito que venía del viento. De repente, sólo pudo ver rojo en el asfalto. Abrió su mano y su botella se cayó y rompió en mil añicos. Entonces corrió. Corrió mientras otros licores comentaban lo que había sucedido.


6) Número 135, javier fraiz
- Non hai resposta.
Os paramédicos puxéronse en pé e botaron dous pasos cara atrás.
De inmediato, entraron en acción os servizos criminais da policía. Viñan un inspector xefe e un oficial. Quedáronlles enseguida os gabáns mollados pola chuvia.
Quixeron gravar a pegada criminal no asfalto, pero foi imposible: moita agua e moito sangue.
Un deles vacilou. Non tiña visto moitos crimes na cidade. O inspector comezou a recabar informacións. As moreas de xente que se agolpaba tralo cordón policial, falaban da vítima en positivo: 'era moi amable (...) nunca pensaría que se mataría'.
A falta da autopsia, apuntábase cara unha hipótese. Preto do cadáver había cristais rotos e alcohol en cada arista dos milleiros de pedazos.
- 'Ben seguro que había de beber de máis, xogou a ser Deus, e caeu. Pobre infeliz'
Matías -así se chamaba o oficial-, caso número 135, chama ó xuíz'.